· Ayuna de juzgar a otros; descubre a Cristo que vive en ellos. · Ayuna de palabras hirientes; llénate de frases sanadoras. · Ayuna de descontento; llénate de gratitud. · Ayuna de enojos; llénate de paciencia. · Ayuna de pesimismo; llénate de esperanza cristiana. · Ayuna de preocupaciones; llénate de confianza en Dios. · Ayuna de quejarte; llénate de aprecio por la maravilla que es la vida. · Ayuna de las presiones que no cesan; llénate de una oración que no esa. · Ayuna de amargura; llénate de perdón. · Ayuna de darte importancia a ti mismo; llénate de compasión por los demás. · Ayuna de ansiedad sobre tus cosas; comprométete en la propagación del Reino. · Ayuna de desaliento; llénate del entusiasmo de la fe. · Ayuna de pensamientos mundanos; llénate de las verdades que fundamentan la santidad. · Ayuna de todo lo que te separe de Jesús; llénate de todo lo que a El te acerque.
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