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HA VENCIDO EL AMOR En una cálida mañana de verano una hermosa pareja de enamorados se unieron en una gran fiesta de amor. Al culminar la misma miles de espermatozoides se lanzaron en una emprendedora carrera en búsqueda de un óvulo para fertilizar. La gran carrera no fue fácil, fue un trabajo arduo y difícil. Luego de unas cuantas horas se dio el tan esperado encuentro. Un espermatozoide fuerte y poderoso logró alcanzar al tan anhelado óvulo. Espectacular encuentro, no hay comparación ante este trascendental acontecimiento. . El espermatozoide abrazó cálidamente al óvulo y un gran rayo de luz iluminó el útero de aquella cálida y tierna joven. Era el encuentro de la nada con la vida que comenzaba su propia historia. Días después la joven comenzó a sentirse diferente. Algo raro estaba pasando, “tal parece que me voy a enfermar tendré que ir al médico”, pensó. El joven, por su parte, seguía sus días como de costumbre. Cuida esmeradamente su cuerpo, su figura. De personalidad fuerte, guapo, robusto… el hombre ideal para cualquier joven. Temprano en la mañana va al trabajo, no sin antes hacer su rutina de ejercicios. Luego recorre en su BMW varios kilómetros hasta llegar a una pequeña oficina de una firma de ingenieros en la cual labora. Sin sospechar lo que está ocurriendo continúa sus románticos encuentros con aquella joven. Mientras tanto, la pequeña semilla continua formándose en el vientre de aquella frágil jovencita. Un diminuto corazón ha comenzado a latir. Lentamente continúa la formación de este nuevo ser. Semana tras semana, va ocurriendo el milagro de la transformación de la vida… Varias semanas más tarde, la joven se da cuenta que no está enferma, algo fuera de lo común está pasando… Una leve sospecha comienza a agitar su respiración y a perturbar su pensamiento. Tratando de disimular su preocupación ante tan inesperado acontecimiento sale corriendo hacia la farmacia para adquirir una prueba casera que determina un posible embarazo. Una vez en la intimidad de su hogar se hace la prueba. Sus manos tiemblan como una hoja, no sabe si es miedo o si es el nerviosismo que le provoca aquel determinado momento. Lágrimas de emoción ruedan por sus mejillas al ver que el análisis arrojó positivo. De momento fue invadida por el pánico, siente que le falta el aliento. Un sentimiento de culpa comienza a martillar su pensamiento. Una angustia aprisionó su corazón hasta sentir que se asfixiaba. Esto no esta planificado pues vive a escondidas de sus padres un intenso romance con su amado. Guarda silencio y por primera vez en muchos años tuvo una larga conversación con Dios. “Señor, no estoy preparada para este momento. Dame la fortaleza para sacar este hijo que llevo en mis entrañas adelante. Dame la oportunidad de verlo crecer, de tenerlo en mis brazos. Sobre todo, te pido Señor, que me des la valentía para levantar mi cabeza cuando mi cuerpo le grite al mundo la alegría que llevo dentro de mi vientre. Dame la fuerza para enfrentar a mis padres. Da a ellos sabiduría para que comprendan mi error y puedan estrecharme la mano para no caer en el fondo del abismo. Que ellos comprendan mi dolor y mi angustia. Que este hijo que llevo en mi entrañas sea para ellos la alegría eterna. Te pido Señor que me pueda enfrentar con la frente en alto al mundo cruel y despiadado que me señalará y me acusará. Pasada la emoción del momento la joven decide dar la noticia a su amante compañero. Con la alegría y el entusiasmo que caracteriza a los enamorados, el joven llega al encuentro de su amada para escuchar con atención la noticia que ella le quiere revelar. Este no sabe si reír o llorar al escuchar a su amada. Se sienta cómodamente en el sofá, respira profundo, el nerviosismo no le permite canalizar sus pensamientos. A ver, a ver… y si vamos a una clínica para que te realicen un aborto? Juro que guardaré este secreto, nadie se enterará. Viviremos felices, juntos, pero sin el compromiso de un bebé. Esto me va a fastidiar mi vida y no quiero un mocoso metido en mi vida. Pero si quieres seguir con tu embarazo, conmigo ni cuentes, gritó el joven. La joven siente que le han colocado un puñal en su corazón. No reconoce al hombre que tiene de frente, aquel a quien por amor le entregó su virginidad. Aún no ha sentido ni un leve movimiento en su vientre y y ama entrañablemente a esa criatura. Llora amargamente la decisión de su amado, se encuentra entre dos grandes amores, la decisión ha sido difícil. Pero el amor de la madre y el instinto maternal superan el dolor que produce el amor ególatra y superficial de un ser humano. Comprende que lleva en su vientre una vida, regalo de Dios y no le puede quitar al hijo que lleva en sus entrañas, el derecho de nacer. El joven, enojado ante la decisión de su amada da media vuelta, le da la espalda a su hijo y sale a toda prisa sin despedirse. Mientras tanto, ella guarda con celo su secreto, camina firme pensando en su bebé quien se ha convertido para ella en un motivo para vivir. Una fresca y radiante mañana siente que algo le roza su vientre. Llora de emoción pues comprende que es su bebé. Con ese suave y delicado movimiento le ha dejado saber que está allí presente. Sentirlo ha sido la emoción más grande que haya sentido. Guardando su secreto y disimulando la angustia de haber perdido a su amado camina por las calles de su pueblo. Dios le ha dado la fortaleza necesaria para mantener en alto su cabeza y mostrarle al mundo llegado el momento, que llevar una vida en el vientre nunca debe ser un motivo de vergüenza, todo lo contario es un privilegio poder participar de la maternidad. El tiempo avanza y se acerca el momento de compartir su secreto con sus padres. La carga ha sido demasiada y no puede asumir las obligaciones que conlleva un hijo. Hay que sacar fuerza, valor, pero la misma criatura que se ha convertido en cómplice de su secreto, le anima para balbucear las primeras palabras. Temprano en la mañana, luego de una noche interminable, la joven levanta a sus padres, tiene que hablar urgentemente con ellos. La madre sospecha que algo extraño le pasaba a su hija, se preocupa pues ha ido observando y ha visto un comportamiento inusual en ella. Mientras comparten una taza de café, ella abre su corazón y comparte la noticia que lleva en sus entrañas. Su madre palidece, enmudece y su padre estalla en cólera. La joven llora amargamente acompañada por su hijo que está en su vientre. ¿Qué va a decir la gente? ¿No te das cuenta de la vergüenza que has traído a esta familia? Y el joven, ¿dónde está? ¿Dónde está ese desgraciado para que me rinda cuentas?, preguntó su padre. Tienes que casarte, aquí no te puedes quedar… ¡y así continúa el monólogo de su padre. Ella callada, escuchaba, su cabeza daba vueltas. Pero sus padres no entendían lo lastimado que estaba el corazón de su hija, no comprenden el calvario vivido durante todo ese tiempo. Con un nuevo dolor en su vida pero con un peso menos, camina firme y segura. Ya no hay secreto. Grandes luchas tuvo que enfrentar sobretodo con sus padres que no aceptaban su maternidad fuera del matrimonio. En el quinto mes de embarazo pidió a sus padres le acompañaran a hacerse un sonograma para saber el sexo del bebé. Su padre, algo incómodo acepta. En la oficina del médico todo es emoción, el médico va auscultando lentamente el vientre. Ausculta una y otra vez el viente de la joven para dar con certeza la noticia esperada. De momento grita entusiasmado “es una niña” no me cabe la menor duda! Hay fiesta en la pequeña sala, es una niña, repiten al unísono. Lagrimas de alegría corren por el rostro de todos los allí presentes. Allí se abrazan, se besan. En esa pequeña sala dejan el coraje, la vergüenza, la ira, el sufrimiento, el rencor. Unidos, una vez más levantan su cabeza para combatir la murmuración que ha traspasado límites insospechados. El perdón ha cicatrizado una herida, el amor una vez más ha vencido. La niña siguió creciendo en el vientre de su madre hasta completar 39 semanas. Nació sana, hermosa, robusta fuerte… El amor está de fiesta… su madre le permitió ver la luz del día, al fin, ha vencido el amor! El amor está de fiesta… su madre le permitió ver la luz del día! ha vencido el amor! Milli Rivera |