Cuando las hojas caen inexorablemente
desde lo alto de los árboles,
creando colchones amarillentos en el suelo,
recuerdo aquellos días
en que yo galopaba en tus hombros,
corriendo sobre caminos sonoros de hojas quebradizas.

El cielo sonreía ante nuestros juegos,
tornándose de colores rojizos entre nubes oscuras.

Por ti mis otoños son recuerdos alegres.
El invierno es el calor del hogar, el que me albergó de
los miedos de la oscuridad.

De ti aprendía todo lo que hacías.

La primavera es un arco iris en el cielo y nosotros caminando
sobre la humedad del suelo; me enseñabas de la vida,
del insecto de las flores, de Dios y de valores.

Por ti el verano es carcajada de montaña,  mar o viento.
Junto a ti crecía mi espíritu,  mi libertad,  mi alegría y entendimiento.
PAPA