Autor desconocido

Son sólo dos tonalidades...

¿Por qué alguna gente se empeña en separarlos?

¿Qué importa el color de la piel, si Dios nos quiere a todos por igual?
Si todos terminaremos siendo polvo, y el polvo que quedará es de los
huesos; no de la piel...

Los seres humanos, todos somos especiales. Somos diferentes.
Cada uno de nosotros, tenemos algo que nos distingue. Todos tenemos
diferentes formas de pensar, de ver la vida, de caminar; hasta
respiramos diferente y eso no quiere decir que debamos rechazarnos...

Vivimos en un mundo materialista y frío en el cual todo es más importante
que los sentimientos. Debemos poner nuestro granito de arena y así
cambiar el mundo. Debemos poner nuestras fuerzas en amarnos los unos
a los otros, sin importar el color de la piel, ni la religión , ni el sexo;
mucho menos nuestros ideales políticos.

Debemos poner más nuestro corazón al hacer las cosas y menos nuestros
intereses. A veces no es tanto el color de la piel; sino quién es el
portador de ese color...

Debemos separar el materialismo de lo verdaderamente importante.
Nuestro interior, nuestro propio ser, lo que hacemos por los demás; la
mano que tendemos en el momento preciso a la persona que lo necesita;
independientemente de quién sea esta persona.

Si el color importara tanto...,¿habría creado Dios, tantas razas
diferentes? Por supuesto que no. Nos hubiera creado a todos del mismo
color para evitar separaciones...

Así que, unámonos como hermanos que somos; sin importar nuestras
diferencias y seamos los prójimos que debemos ser. Pongamos todo
nuestro empeño en valorar más los sentimientos, el alma, la verdad, la
justicia, la caridad, la bondad, el buen juicio y el corazón de las personas;
¡así seremos un mundo mejor, un paraíso terrenal...!