Desde las ondas del mar que son besos a su orilla, una mujer de Aguadilla ... vino a New York a cantar pero no sólo a llorar un largo llanto y morir.
De ese llanto yo nací como en la lluvia una fiera. Y vivo en la larga espera de cobrar lo que perdí.
Por un cielo que se hacia más feo que mas más volaba a Nueva York se acercaba un peón de Las Marías. Con la esperanza, decía, de un largo día volver. Pero antes me hizo nacer y de tanto trabajar se quedó sin regresar: reventó en un taller.
De una lágrima soy hijo y soy hijo del sudor y fue mi abuelo el amor único en mi regocijo del recuerdo siempre fijo en aquel cristal de llanto como quimera en el canto de un Puerto Rico de ensueño y yo soy puertorriqueño, sin ná, pero sin quebranto.
Y el echón que me desmienta que se ande muy derecho no sea en lo más estrecho de un zaguán paga la afrenta. Pues según alguien me cuenta: dicen que la luna as una sea del mar o sea montuna. Y así le grito al villano: yo sería borincano aunque naciera en la luna.
-JUAN ANTONIO CORRETJER-
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